martes, 27 de septiembre de 2011

Enfermeades nuevas, emergentes y reemergentes

Enfermedades nuevas, son aquellas cuya aparición se debe a agentes patógenos nuevos, desconocidos para el hombre; en muchos casos, son agentes patológicos que han conseguido saltar la barrera entre especies, pasando de animales a humanos, un ejemplo lo constituyen el VIH (virus del sida) , Ébola. Tras el clímax de los años 80 -década en la que apareció el SIDA-, en los años 90 la cifra de nuevas infecciones ha seguido siendo mucho más alta que en décadas previas.
Entre 1940 y 2004, surgieron nada menos que 335 nuevas infecciones, algunas desde enfermedades que saltaron de los animales a los humanos hasta las provocadas por patógenos ya existentes que se han revertido en cepas altamente resistentes a los actuales fármacos, son las enfermedades emergentes.

Las enfermedades emergentes, son infecciones conocidas de antes, pero que han aumentado su incidencia. Algunos investigadores lo atribuyen a las anomalías climáticas y a los patógenos resistentes a fármacos, pues en este corto periodo de tiempo, han aumentado las nuevas enfermedades transmitidas por vectores -como los mosquitos Anopheles, vector el de la malaria, y el tigre asiático, transmisor del dengue y el chikungunya- y las bacterias resistentes.
Por otro lado, en los países desarrollados están apareciendo "superpatógenos", como ciertas cepas de la bacteria Escherichia coli -asociadas a los cambios en la industria alimentaria- o Streptococos resistentes a múltiples antimicrobianos. Otros agentes extra-resistentes, como bacilos de la tuberculosis y Plasmodium falciparum -el parásito de la malaria-, afectan en mayor medida a los países pobres.

Enfermedades reemergentes, enfermedades que se creía controladas o en claro descenso pero que vuelven a constituir una amenaza sanitaria, entran dentro de esta categoria, la difteria y la poliomielitis que están ganado importancia como amenazas de la salud humana.

Enfermedades endémicas, epidémicas y pandémicas

Se entiende por endemia a la enfermedad que persiste durante un tiempo determinado en un lugar concreto y que afecta o puede afectar a un número importante de personas. Un ejemplo típico de enfermedad endémica puede ser el caso de la malaria o paludismo. Enfermedad que se dá en ciertos países tropicales o cálidos de África, América o el Sudeste asiático y es la primera en importancia de entre las enfermedades debilitantes, con más de 200 millones de casos cada año en todo el mundo.

Epidemia, término que proviene del griego (epi-sobre, demos-pueblo). En medicina indica la aparición súbita de una enfermedad que ataca a un elevado número de personas que habitan en una región determinada. Para que una enfermedad sea considerada epidemia, el número de individuos afectados debe superar el número habitual de casos clínicos esperados. Si el número de casos es poco elevado se considera que es un brote, como en el caso del Ébola o la enfermedad de Lasa en algunas zonas de África.

Si afecta a más de un país se la considera pandemia, como es el caso del SIDA en la actualidad.

Entre las epidemias más "populares" de la historia, a modo de ejemplo, podemos citar: la peste bubónica que afectó a varios países europeos en distintas épocas, el cólera, el paludismo, el tifus, la tuberculosis, la viruela - que fue llevada a América por los primeros colonizadores europeos causó una alta mortalidad entre los indígenas, la sífilis o las hepatitis causadas por algunos virus. Algunas de estas epidemias han sido calificadas de pandemias al afectar a más de un país o toda una región.

Pandemia : expresión que significa enfermedad de todo un pueblo, es la afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa. Para que una enfermedad pueda denominarse pandemia, ésta debe tener un alto grado de infectabilidad, mortalidad y un fácil traslado de un sector geográfico a otro.

PROCESO SALUD-ENFERMEDAD

Enfermedad es cualquier alteración de la salud de un individuo, es decir, la pérdida del equilibrio entre los aspectos físico, mental y social.

El individuo sano puede ser afectado por numerosos agentes patógenos, también llamados noxas (virus, bacterias, problemas laborales, ruido, smog, etc.). Si el orga­nismo logra adaptarse a la influencia de las noxas, mantiene su estado de salud; de lo contrario, sobreviene la enfermedad

El organismo reacciona ante las noxas mediante procesos activos de adaptarían. En un primer momento, estos procesos no se perciben porque ocurren en el interior de células y tejidos (periodo de incubación); luego, se los puede observar por medio de técnicas de diagnóstico médico, como la ecografía, la radiografía, los análisis de sangre, etc. (periodo preclínico). Finalmente, el proceso activo de adaptación se evidencia a través de signos y/o síntomas, que ponen de manifiesto la presencia de una enfermedad (periodo clínico). Una vez declarada la enfermedad, se establece un pe­riodo de recuperación.

El proceso de recuperación puede alcanzar tres niveles:
·       recuperación sin secuelas;
·       recuperación con secuelas transitorias;
·       Recuperación con secuelas permanentes.
Las secuelas transitorias desaparecen con un proceso de rehabilitación. La rehabilitación tiene como objetivo que la persona afectada pueda volver a la vida activa Con la mayor capacidad psicofísica posible. El caso de las secuelas permanentes im­plica que la persona discapacitada debe readaptarse a su nueva condición física y rein­sertarse en la sociedad con





SALUD

La OMS ha elaborado la siguiente definición del concepto de salud, que figura en el preámbulo de su constitución:
Salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la au­sencia de enfermedades o dolencias.
Según este concepto, un hombre sano no es solo el que siente bienestar en su anatomía y fisiología corporal, sino aquel que, además, posee armonía en su vida afectiva y en su mente, y se integra a la sociedad y al medio ambiente en los que está inserto.

La salud debe ser considerada un derecho individual y una responsabilidad social. Compete al Estado velar por la salud de la población, que tiene derecho a contar con los recursos médico-sanitarios adecuados y eficientes, mientras que a ca­da individuo corresponde cuidar su propia salud, utilizar adecuadamente los recur­sos médicos de que dispone y, también, propiciar conductas sanitarias positivas en­tre quienes lo rodean.


martes, 13 de septiembre de 2011

GRIPE H1N1



El 11 de junio de 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como de nivel de alerta seis; es decir, pandemia actualmente en curso que involucra la aparición de brotes comunitarios (ocasionados localmente sin la presencia de una persona infectada proveniente de la región del brote inicial). Ese nivel de alerta no define la gravedad de la enfermedad producida por el virus, sino su extensión geográfica.
A fecha de 14 de junio de 2009 la gripe A (H1N1) se ha extendido por América, Europa Occidental, Extremo Oriente y Oceanía, con relativamente muy pocos casos en otras áreas del mundo.

Las primeras infecciones humanas por el nuevo virus H1N1 se confirmaron en abril de 2009. El análisis de las muestras de laboratorio mostró que el nuevo virus no había circulado nunca antes en la especie humana. Se trata de un virus de origen animal que combina de forma singular genes de virus de la gripe porcinos, aviares y humanos. La composición genética de este virus es muy diferente de la de los virus H1N1 que vienen causando epidemias estacionales desde 1977.
 De forma generalizada, se observaron altos niveles de infección por el nuevo virus durante el verano en el hemisferio norte en numerosos países, seguidos de niveles aún más altos durante los meses de otoño y invierno. 
El virus H1N1 afectó a un grupo de edad más joven cualquiera que fuese el criterio considerado: mayor frecuencia de infección, necesidad de hospitalización, necesidad de cuidados intensivos, y fallecimientos a causa de la infección.
 

 

 El nuevo virus H1N1 desplazó rápidamente a otros virus gripales circulantes, y parece haber desplazado a los virus H1N1 anteriores. Este fenómeno es característico de las pandemias.
En estudios posteriores llevados a cabo en algunos países se observó que alrededor de una tercera parte de los mayores de 65 años presentaban cierta inmunidad al virus. Las personas más jóvenes, sin embargo, no tenían inmunidad protectora.

El virus es contagioso y se propaga fácilmente entre las personas, y de un país a otro. 


El virus H1N1 infecta preferiblemente a los más jóvenes. En casi todas las zonas donde se registran brotes grandes y persistentes, la mayoría de los casos se han dado en personas de menos de 25 años.
La mayoría de las infecciones graves y mortales se han dado en adultos de entre 30 y 50 años.

Muchos casos graves, pero no todos, se han dado en personas que ya sufrían alguna afección crónica. Según los datos disponibles, limitados y preliminares, entre las afecciones más frecuentes se cuentan las enfermedades respiratorias, en particular el asma, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los trastornos autoinmunitarios, y la obesidad.
Por otra parte, es importante señalar que entre un tercio y la mitad, aproximadamente, de los casos graves o mortales se han dado en personas jóvenes y de mediana edad que estaban sanas.
Las embarazadas están particularmente expuestas a sufrir complicaciones. Ese riesgo superior cobra aún más importancia en el caso de un virus que, como éste, infecta preferiblemente a los grupos de edad más jóvenes.
Se desconoce el comportamiento del virus en las condiciones  del mundo en desarrollo que suelen imperar en el mundo en desarrollo.

El mundo ya no se encuentra en la fase 6 de la alerta por pandemia de gripe, y nos adentramos ahora en el periodo pospandémico. En gran medida, la trayectoria del nuevo virus H1N1 se ha agotado.
Que estemos entrando en el periodo pospandémico no significa que el virus H1N1 haya desaparecido. El virus H1N1 se comportará como un virus gripal estacional y seguirá circulando durante varios años.
En el periodo pospandémico puede registrarse una elevada transmisión de H1N1 en brotes locales de diversa magnitud. Esa es la situación que se observa ahora mismo en Nueva Zelandia, y que puede darse en otros lugares.

De hecho, las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias de la India y Nueva Zelandia, en lo que se refiere a la vigilancia, la pronta detección y tratamiento y las recomendaciones de vacunación, son un modelo de la respuesta que otros países quizás tengan que dar en el periodo pospandémico inmediato.
A escala mundial, ya no se notifican brotes no estacionales en ninguno de los dos hemisferios. Los brotes de gripe, incluidos los causados principalmente por el virus H1N1, son de intensidad similar a los observados durante las epidemias estacionales.
Según estudios publicados recientemente, en algunas zonas, entre el 20% y el 40% de la población está infectado por el virus H1N1 virus y, por consiguiente, presenta cierto grado de inmunidad protectora.
Afortunadamente el virus no mutó durante la pandemia a una forma más letal y la vacuna tuvo una buena correspondencia con los virus circulantes.